Rinde la comunidad de la FQ homenaje póstumo al psicólogo Robert Bob Johnson Bundy

Por su labor profesional y humana desarrollada durante 42 años en beneficio de la comunidad universitaria, además de la creación del Programa de Becas Profesores Pro-Alumnos, la Facultad de Química rindió un homenaje póstumo al psicólogo Robert Bob Johnson Bundy, el pasado 3 de diciembre en la Unidad de Seminarios Dr. Ignacio Chávez.

La ceremonia contó con la presencia del Secretario General de la UNAM, Eduardo Bárzana García; del Director de la FQ, Jorge Vázquez Ramos; de la viuda del homenajeado, Virginia Celorio de Johnson; de sus hijos Eduardo, Rodrigo y Patrick, así como de sus nietos y su cuñado, el escritor Gonzalo Celorio; además de académicos, alumnos, egresados, funcionarios y amigos.

Previo a la develación de la placa que oficializa el nombre del programa Becas Profesores Pro-Alumnos “Bob” Johnson, Jorge Vázquez señaló que Johnson Bundy constituye un ejemplo del maestro universitario, pues a lo largo de más de 40 años dedicó su vida a la docencia y encauzó su quehacer a la invaluable y noble labor de ayudar a los demás, tarea indispensable para brindar la posibilidad de concluir de manera satisfactoria los estudios de licenciatura de los alumnos de escasos recursos económicos de la Facultad.

Institucionalizar con el nombre de Bob el programa por él iniciado, apuntó el Director, es el mejor homenaje a su extraordinaria y loable labor. Es también, añadió, un reconocimiento extensivo a todos los profesores y ex alumnos de la FQ que desinteresadamente apoyan este programa desde su origen, el cual sigue sumando donadores hasta el momento actual.

Sus acciones trascendieron y gracias a ellas “se revitaliza un programa de inmenso valor para aquellos alumnos que, por diferentes causas, pero sobre todo debido a la desigualdad social del país, encuentran mayores obstáculos para realizar sus estudios universitarios”, refirió Vázquez Ramos.

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Al tomar la palabra, Eduardo Johnson Celorio agradeció a nombre de la familia el homenaje organizado por la FQ. “La UNAM era su vida y no consideraba como un trabajo venir a ella; disfrutaba mucho su actividad. Era su segunda casa y nunca pensó en retirarse, decía que le gustaría morir con un gis en la mano y prácticamente fue así, pues aún en sus últimos días, casi sin poder caminar, asistió a un examen profesional y entregó las calificaciones de fin de semestre”.

Asimismo, Eduardo Johnson recordó que en la década de 1970, con el apoyo de 10 maestros, Bob inició el programa de becas Profesores Pro-Alumnos con la finalidad de ayudar a los estudiantes de escasos recursos, para que no desertaran por cuestiones económicas. “Hoy tenemos la enorme satisfacción de que este programa lleve su nombre. No hay nada que le hubiera dado mayor gusto”, sostuvo.

En el homenaje, los egresados María Eugenia Valencia Díaz, Jaime Wiedemann Guerrero y Laura Patricia Texco, quienes conocieron al homenajeado en su labor profesional cuando eran estudiantes, expresaron de manera emotiva su agradecimiento a Bob Johnson por sus consejos, apoyo y amistad.

Al término de la ceremonia, Virginia Celorio de Johnson expresó en entrevista su beneplácito porque se le dé continuidad al programa de becas impulsado por su esposo. Asimismo, recordó que para Bob la Facultad era su vida, “incluso decía que le pagaban por hacer lo que más le gustaba. Él siempre sabía cómo relacionarse con los jóvenes, los impulsaba y muchos de ellos llegaron a ser profesionistas gracias a él”, indicó.

En tanto, Gonzalo Celorio destacó que Bob desarrolló “una labor extraordinaria y quienes tuvieron la posibilidad de recibir su apoyo encontraron en él una excelente actitud. Tenía gran disponibilidad para atender a cualquier persona que se acercara a él”. También dijo que fue una persona generosa, simpática, propositiva, dinámica y, sobre todo, respetuosa de las formas de pensar discrepantes.

“Teníamos en común el amor a la Universidad Nacional. Nos sentíamos orgullosos de que habíamos entrado a la UNAM y nunca habíamos salido”, puntualizó el escritor.

El homenaje fue organizado por la Secretaría de Apoyo Académico de la Facultad de Química, a través de la Coordinación de Atención a Alumnos, y estuvo amenizado por la Estudiantina de la FQ y por el Dúo México, piano a cuatro manos, integrado por Ulises Marcelo Hernández y José Alfonso Álvarez de la Escuela Nacional de Música, con el programa Vivan nuestros valses mexicanos.

Semblanza

Robert Johnson Bundy nació en 1929 en Los Ángeles, California, Estados Unidos. A la muerte de su padre, con tan sólo tres años de edad, se mudó junto con su madre y hermano a casa de sus abuelos maternos, en Vancouver, Canadá, donde cursó sus primeros estudios hasta concluir la preparatoria.

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A los 18 años regresó a su tierra natal y obtuvo la licenciatura en Psicología por la Universidad de Southern California. Posteriormente, en México se doctoró en la misma disciplina. En un viaje a nuestro país conoció y se casó con Virginia Celorio. Le gustó esta tierra, su comida, clima, playas, forma de vida y su gente. Se nacionalizó mexicano en 1974.

Su trabajo en la UNAM le cambió la vida, le dio estabilidad y prestigio. La Universidad Nacional era su segunda casa, estuvo siempre interesado en esta comunidad y ayudó a muchas personas con sus consejos y terapias.

Junto con otros diez profesores, inició un proyecto para apoyar económicamente a estudiantes de bajos recursos. Esta iniciativa creció hasta formalizarse como el Programa de Becas Profesores Pro-Alumnos de la Facultad de Química. Además, Bob Johnson logró establecer fuertes lazos con Grupo Industrial Mexicano, Inversinox, que otorga un donativo mensual al programa.

Escribió dos libros: ¿A dónde vas?, sobre orientación vocacional y planeación de metas personales, y Sexo, pecado y sodomía, el cual contiene relatos sobre algunos lugares exóticos de Estados Unidos. Además, tiene una obra próxima a publicarse, titulada 40,000 horas, que integra los casos más sobresalientes atendidos en la Facultad de Química. En sus planes estaba seguir escribiendo y nunca pensó en el retiro.

Bob Johnson tuvo un espíritu libre y disfrutó de la vida, le gustaba el contacto con los jóvenes y siempre estuvo atento para escucharlos y ayudarlos: esos fueron su misión y su don.