Participa la FQ en proyecto multidisciplinario con el Consejo Regulador del tequila
Se desarrollan cinco líneas de investigación fundamentales

En lo que constituye un ejemplo de colaboración exitosa entre la academia y la industria, la Facultad de Química tiene un papel preponderante en el convenio de colaboración que la UNAM mantiene con el Consejo Regulador del Tequila (CRT), mediante el cual se apoyará a este organismo durante los próximos cinco años para la realización de investigaciones y capacitación en áreas como agronomía, procesamiento industrial y análisis de residuos industriales.
A petición del CRT, la FQ y diversas entidades de la Universidad Nacional desarrollarán cinco líneas de investigación fundamentales: Bioquímica y Biología Molecular del Agave, Microbiología, Desarrollo de metodologías analíticas, Ingeniería Química (Procesos y Diseño de Equipo) y Ecología.
En este sentido, se prevé el intercambio de material bibliográfico, documental y acceso a bases de datos para proyectos conjuntos; la organización de cursos, talleres y seminarios, así como visitas de los alumnos de la Universidad a instalaciones de producción.
La renovación de este acuerdo fue suscrita por el Rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, y por el presidente del CRT, Miguel Ángel Domínguez Morales, en una ceremonia realizada en Guadalajara, Jalisco, en donde también estuvieron presentes el integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM, Eduardo Bárzana García (quien también es académico de la FQ y participante en este convenio de colaboración), y el Director de la Facultad de Química, Jorge Vázquez Ramos.
El convenio con la UNAM estará abierto también a la participación de otras entidades universitarias de las áreas científicas, sociales y humanísticas que tengan relación con temas propios de la industria del tequila.
Relación fructífera
El primer acuerdo entre la UNAM y el CRT se firmó en 2010 y se derivó de la relación académica que la FQ mantenía desde años atrás con el Instituto Nacional Politécnico de Toulouse (INPT), Francia, explicó en entrevista Eduardo Bárzana.
“El doctor Martín Hernández Luna, del área de Ingeniería Química, había trabajado con académicos de ese Instituto y me invitaron a involucrar la parte de Biotecnología. Eso llevó a varios de mis estudiantes en la UNAM a realizar estancias en el INPT, quienes trajeron nuevas técnicas. De ahí decidimos trabajar la tecnología de extrusión de doble tornillo, que los colegas franceses dominaban y habían utilizado y aplicado para generar materiales a partir de residuos agroindustriales, y pensamos ligarlo con la producción de combustibles renovables, en particular del bioetanol”, recordó.
De esta manera, académicos de la FQ participaron en una convocatoria de la Comunidad Europea, que apoyaba proyectos relacionados con combustibles renovables, por lo cual se colaboró con investigadores de países como Francia, España, Italia, Costa Rica, Finlandia y Uruguay, entre otros.
“Como se necesitaba una participación industrial, propusimos trabajar con un residuo agrícola importante, interesante, llamativo y, hasta donde sabemos, poco empleado en la industria del tequila: el bagazo del agave después de su aprovechamiento. Así como en Francia trabajan con residuos de maíz y en España con los de avena, por qué no trabajar nosotros con los del tequila”, recordó Bárzana García.
Fue entonces cuando se entró en contacto con el CRT, organismo con el que el profesor de la FQ Humberto Gómez ya tenía una relación académica previa. “Los invitamos a participar con aportaciones de materia prima, dada la relevancia de esta industria, pues en México 70 mil familias dependen directa e indirectamente de ello y se exporta tequila a 120 países. Es una agroindustria, porque no sólo es la producción del tequila, sino que es un proceso que comienza desde el sembrado del agave, una planta que tarda de seis a ocho años en crecer”, añadió Bárzana García.
Fue así como el proyecto de investigación que se realizaba en la FQ se integró al CRT como componente industrial y, por primera vez, se firmó el convenio de colaboración en 2010, con propósitos de contribución académica, intercambio de información, realización de seminarios conjuntos, la recepción de estudiantes en estancias y la capacitación de personal, entre otros. Adicionalmente, se invitó al Centro Mario Molina, a través de Carlos Mena Brito, también académico de la FQ, para participar en estudios ambientales relevantes del proyecto.
Es importante la relación con el Consejo, valoró Bárzana, porque ellos están interesados en ampliar aún más la colaboración con la UNAM, no sólo en el ámbito de la Química sino en otras disciplinas. Las ventajas para el CRT, sostuvo, tienen que ver con capacitación en temas relacionados con normatividad, estudios puntuales desde la perspectiva sobre los agaves, la parte agronómica, el crecimiento de dichas plantas y también el aspecto industrial, la producción del tequila y el aprovechamiento de los residuos. Para los estudiantes de la Facultad se abren oportunidades de estancias y financiamientos para la investigación. Es una relación ganar-ganar, enfatizó.
Estos proyectos, apuntó también, acercan de manera particular el trabajo de la Universidad con la sociedad, y se dan pasos claros en la dirección correcta para que la investigación tenga un impacto benéfico en el medio ambiente, en el nivel de vida de la población, en incrementar los recursos que por exportaciones se pueden obtener, proteger la producción adecuada con altísima calidad de un producto que es un símbolo de identidad nacional. “Ésos son los beneficios que se esperan tener”, señaló.
Investigación
Posteriormente, en entrevista, el integrante del Departamento de Química Analítica de la FQ, Humberto Gómez Ruiz, explicó que las líneas de investigación que trabaja la Facultad en este acuerdo fueron propuestas por el CRT, el cual envió un documento donde señaló las diferentes problemáticas que enfrenta la industria tequilera. A partir de ello se conformó un comité, un grupo de trabajo que reúne las diferentes áreas participantes de la Facultad, como Bioquímica, Biología, Ingeniería Química, Analítica y Procesos, entre otras.
“El convenio que se tenía con el CRT y firmado por el Rector José Narro, en donde Eduardo Bárzana y un servidor figuraban como integrantes de la Comisión Técnica por parte de la UNAM, se mantuvo desde 2010 con diversos servicios analíticos; de ahí surgió la idea de ampliarlo a otras áreas: a toda la cadena agave-tequila, desde el cultivo y enfermedades de los agaves, el procesamiento en esas plantas, en la fermentación, destilación y envasado; además, en la reciente renovación se sumaron asuntos internacionales, las leyes que regulan la denominación de origen o comercio internacional. Por ello, se estarán sumando otras dependencias de la UNAM”, explicó.
Las diferentes líneas de trabajo que se involucran en este acuerdo, expresó también Humberto Gómez, corresponden a diferentes áreas, como la Bioquímica y Biología molecular del agave, donde se busca encontrar marcadores biológicos de certificación de su origen (área a cargo del académico Felipe Cruz García), o bien de su resistencia a enfermedades (bajo responsabilidad del profesor-investigador Javier Plascencia).
Asimismo, en Microbiología se buscará aplicar esta disciplina a la caracterización de los microorganismos nativos presentes en las diferentes etapas de producción de tequila, proceso a cargo de la profesora de la FQ Martha Giles-Gómez. En tanto, en el Desarrollo de metodologías analíticas, se trabajará tanto en el contenido de nutrientes, azúcares reductores y plaguicidas del agave, como en el proceso y producto terminado, bajo la responsabilidad del propio Humberto Gómez.
En Ingeniería Química (Procesos y Diseño de Equipo), el encargado es el Jefe del Departamento homónimo de la FQ, Fernando Barragán Aroche. Su objetivo es diseñar un equipo para los procesos de hidrólisis de agave y destilación de mostos, así como estudiar la relación energía-eficiencia. Finalmente, en el área de Ecología, cuyo responsable es Eduardo Bárzana, se trabaja en la transformación de vinazas (subproducto de la destilación, en este caso del tequila) en productos con valor agregado y en el aprovechamiento del bagazo.
En opinión de Humberto Gómez, mediante este convenio, la FQ participa en un importante proceso de vinculación con el sector industrial de forma integrada, pues se trabaja con diferentes disciplinas como la Ingeniería, la Ecología y la Genética. “Es uno de los primeros proyectos que involucra a diferentes departamentos y es de alto beneficio para la Facultad, pues si bien el acuerdo lo coordina el CRT, estará financiado por las propias tequileras”, apuntó.
Con este tipo de iniciativas, añadió, la Facultad transfiere conocimientos a la industria, forma alumnos en diversas áreas y realiza proyectos en donde se involucran diferentes departamentos académicos, además de la incorporación de la Unidad de Vinculación de la Química (UVQ) de la Facultad. De esta forma, será reconocida como una entidad de transferencia de tecnología con desarrollos de vinculación exitosos con el sector industrial: “Ésa es la parte medular del asunto, no sólo para la Facultad, sino para la UNAM”, concluyó Humberto Gómez.