El 23 de septiembre se conmemora la fundación de la hoy Facultad de Química, antes Escuela Nacional de Química Industrial (ENQI), la cual fue decretada en 1916 por el entonces presidente de la República, Venustiano Carranza, cuya idea original fue impulsada por el maestro Juan Salvador Agraz, quien tras haber realizado estudios en Europa, identificó la necesidad de preparar a profesionales para las industrias Química y Petroquímica nacionales.
Cerca de 50 personas, entre estudiantes, profesores y personalidades de la época, como el Secretario de Instrucción Pública y Bellas Artes, Félix F. Palavicini, y el Rector de la Universidad Nacional, José N. Macías, se dieron cita en el pueblo de Tacuba, donde aún se ubica la primera casa de esta institución académica.
Las actividades académicas iniciaron el 3 de abril del mismo año, con 40 alumnos y 30 alumnas inscritos en tres “carreras”: Químico Industrial, Perito en Industrias y Práctico en Industrias. La ENQI originalmente impartía una serie de talleres para fabricar artículos como jabones, perfumes, azúcar y papel, entre otros. Además de Química, se impartían clases de Geografía e Historia, así como principios de Aritmética; los analfabetos tenían la obligación de aprender a leer y escribir.
Con el paso del tiempo, los planes de estudio cambiaron y se integraron otras carreras como químico ensayador, en 1920; químico metalúrgico y Química Farmacéutica, en 1921; metalurgista y ensayador, químico metalurgista, en 1927, el mismo año en que se comenzó a impartir formalmente la carrera de Ingeniería Química, cuyo plan de estudios fue obra de Estanislao Ramírez Ruiz, considerado el padre de la Ingeniería Química en México.
El 5 de febrero de 1917, la ENQI fue incorporada a la Universidad Nacional. A mediados de la década de los cincuenta, inició el cambio de la Escuela de Tacuba a las nuevas instalaciones de Ciudad Universitaria, en el Edificio A, inmueble construido especialmente para la impartición de la Química, con 28 laboratorios, biblioteca para 15 mil volúmenes y aulas para mil 250 alumnos.
Profesores y estudiantes acudían a ambas sedes hasta que se concluyó el traslado, la primera generación en cursar por completo sus carreras en Ciudad Universitaria inició clases en febrero de 1963. Dos años después, el 2 de junio de 1965, se celebró la sesión del Consejo de Doctorado de la UNAM, en la que se asentó que la institución tenía la capacidad de otorgar los grados de Maestría y Doctorado, convirtiéndola desde ese momento en Facultad de Química.
A 103 años de la fundación de la FQ, el Consejo Universitario de la UNAM aprobó por unanimidad (el 27 de marzo), la creación de la nueva Licenciatura en Química e Ingeniería en Materiales, que se une a las otras cinco: Química, Química de Alimentos, Ingeniería Química, Química Farmacéutico Biológica e Ingeniería Química Metalúrgica.
Además, la Facultad de Química recibió en agosto a mil 484 alumnos, tan sólo de primer ingreso a Licenciatura; tiene una planta académica de mil 102 profesores, la mayoría con estudios de Maestría y Doctorado; cuenta con una infraestructura de más de 85 mil metros cuadrados construidos: cinco edificios, dos conjuntos de edificios, 182 laboratorios, 73 salones, una sala de estudio, red informática, seis auditorios, cuatro bibliotecas, una Unidad de Servicios de Apoyo a la Investigación y a la Industria, entre otros espacios, así como tres sedes externas: en Sisal y Mérida, Yucatán, y en Monterrey, Nuevo León.
La labor que ha desarrollado la FQ, a lo largo de su historia, le ha permitido estar a la cabeza de las instituciones académicas del área en el país y ha formado a varias generaciones de profesionales de la Química, quienes han influido en la transformación industrial de México, lo que le ha valido el prestigio y reconocimiento internacional del que ahora goza.
De sus aulas han egresado directores de importantes empresas, profesores e investigadores de la UNAM e instituciones diversas, galardonados con los máximos reconocimientos académicos otorgados en el país y en el extranjero, entre ellos destacan: el Premio Nobel de Química 1995 y el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica 1991.
Es importante mencionar la aportación a la humanidad que hizo el joven estudiante de química, Luis Ernesto Miramontes, quien en 1951 sintetizó la sustancia activa de la píldora anticonceptiva, considerada la mayor contribución de la ciencia mexicana en toda su historia.
Garritz, A. y Mateos, J.L. (editores). Historia de la Facultad de Química de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su primer siglo: 1916-2016. México: Facultad de Química, UNAM, 2015.