En 1985, la FQ fue reconocida por apoyar a los afectados del sismo
En 1985, la FQ fue reconocida por apoyar a los afectados del sismo
Después del sismo del 19 de septiembre de 1985, la Facultad de Química tuvo una respuesta inmediata para integrarse a las acciones emprendidas por la sociedad civil ante tal suceso. La entidad universitaria asumió un papel directo e importante, mediante la formación de diferentes brigadas que ayudaron en hospitales y campamentos para brindar material sanitario, hicieron acopio de víveres, los repartieron y conformaron brigadas para el rescate de documentos en edificios derrumbados o en riesgo de caer.
Por estas acciones, la comunidad de la FQ recibió incluso un reconocimiento presidencial, consistente en un diploma y una medalla, señaló en entrevista Jesús Gracia Fadrique, responsable del Laboratorio de Superficies del Departamento de Fisicoquímica de la Facultad y quien tuvo una participación destacada en ese trabajo de apoyo a la sociedad.
El sismo del 85 ha sido uno de los más devastadores que ha habido en la historia de la Ciudad de México, algunas de las zonas de gran impacto fueron el Centro de la ciudad, las colonias del Valle, Roma y Doctores; fue un evento desastroso, recordó Gracia Fadrique.
“Afortunadamente, en Ciudad Universitaria no hubo daños, en otras partes de la ciudad fueron significativos, sobre todo porque hubo familias de estudiantes y profesores que se vieron afectados”, apuntó.
Las brigadas que se conformaron en la FQ se abocaron al acopio de víveres, la participación de los jóvenes fue muy importante; en primer lugar, porque muchos de los laboratorios se dedicaron a producir materiales necesarios para los afectados.
“Los hospitales y centros de salud demandaban agua destilada y el Laboratorio de Ingeniería Química de la Facultad, que cuenta con una planta de destilación, operó de manera ininterrumpida para proveer y almacenar dicho líquido en bidones, el cual fue distribuido por las mismas brigadas en lugares donde había deficiencia”, señaló el docente universitario.
De igual manera, en los laboratorios de la Facultad, se fabricaron soluciones antisépticas y se elaboraron productos como soluciones para esterilizar, bactericidas y fungicidas; champú para piojos y pulgas, así como jabones. El Departamento de Alimentos suministró detergentes a los damnificados reunidos en campamentos para las cuestiones de sanidad, pues éstos cayeron rápidamente en condiciones insalubres.
También se conformaron grupos de riesgo, quienes acudieron a los lugares afectados, donde los edificios ya habían caído o estaban a punto de colapsar, para extraer documentos importantes para las familias.
“Las brigadas de la FQ se unían a otras de la UNAM, pero la producción de estos materiales sí eran estrictamente sólo de la Facultad. Nosotros nos dedicamos a la formulación de materiales sanitarios para los afectados y sobre todo para los hospitales”, comentó Gracia Fadrique.
El profesor de la FQ expresó que no existía una coordinación por parte de las autoridades, pues “como en muchos otros casos, es más bien la respuesta social espontánea la que provee la organización; surgen líderes y las estructuras de representación oficial quedan superadas, pues la respuesta social se da más rápido que la de las autoridades”.
Es difícil calcular cuántas personas participaron en este apoyo, añadió, ya que colaboraron todos los departamentos académicos, había quienes se organizaban y apoyaban fuera de la Facultad; por ejemplo, en el centro de acopio de Ciudad Universitaria.
“Me parece muy importante conocer ese potencial que puede tener la Facultad para cuestiones de emergencia. Es muy estimulante saber que estamos ante una comunidad pendiente y preocupada de la realidad social; saber que puede haber esa respuesta prácticamente instantánea”, opinó Gracia Fadrique.
En el caso de los sismos del año pasado, dijo más adelante el universitario, “pienso que ya se cuenta con más herramientas, más comunicación en las redes sociales, la Facultad tiene un medio de información a través de la página electrónica para comunicar y, por tanto, considero que se tuvo una participación más decisiva con el apoyo de las autoridades. Eso agilizó la movilización y el acopio de materiales y despensas, así como su distribución”.
Tras el sismo de 1985, la comunidad de la FQ trabajó alrededor de un mes en apoyo a la población: “No fue fácil, porque la extensión de los daños del sismo fue considerable. Sin embargo, me da mucho gusto que ese antecedente se transmitió; es decir, como hubo tanta gente que ayudó en aquel año, de una u otra manera, eso sirvió como cimiento de la participación en los acontecimientos posteriores”, concluyó Gracia Fadrique.
Yazmín Ramírez Venancio
José Martín Juárez Sánchez