Inicia el ciclo Una Agenda para el Siglo XXI. Visiones y Propuestas de Mujeres Universitarias
Al participar en la sesión inaugural del 2° Ciclo de Conferencias Una Agenda para el Siglo XXI. Visiones y Propuestas de Mujeres Universitarias, organizado por alumnos y profesores de la asignatura Regiones socioeconómicas de la FQ, Carabias Lillo ofreció la ponencia Sustentabilidad ambiental del desarrollo.
La investigadora explicó que el concepto de desarrollo sustentable, “se refiere al desarrollo que satisface las necesidades de las generaciones presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Se trata, dijo, de un principio-guía adoptado por 150 países en la Cumbre sobre Medio Ambiente y Desarrollo de Río de Janeiro, Brasil, en 1992, y ratificado en la Cumbre de Desarrollo Sustentable Río + 20.
Esta conferencia, efectuada el 25 de abril en el Auditorio B de la FQ, estuvo a cargo de los alumnos Diana de Jesús Barragán, Leonel Rojas Romero, Juan Enrique Romero Hernández y Jesús Vite Medina, bajo la asesoría de sus profesores Hortensia Santiago Fragoso, José Narro Robles y Carlos Amador Bedolla.
En la apertura de los trabajos, a la que asistió el Director de la Facultad, Jorge Vázquez Ramos, el estudiante Jesús Vite Medina explicó que este ciclo de conferencias busca desarrollar la multidisciplina, a través de temas como salud, energía, sustentabilidad y equidad de género desde la perspectiva de mujeres reconocidas por su profesionalismo, calidad académica, aportaciones al conocimiento y por mostrar interés en los asuntos que atañen al país en la actualidad.
Con ello, afirmó, se busca “contribuir a la creación de una conciencia social preparada para resolver los problemas presentes y futuros, favoreciendo una formación integral y humana. Éste es un ciclo con temas que involucran revoluciones, creaciones, propuestas y respuestas que demanda nuestro mundo en la actualidad”.
Desarrollo sustentable
Carabias Lillo afirmó durante su exposición que, no obstante los avances en materia de desarrollo sustentable, “su implementación se encuentra estancada porque las visiones están fragmentadas y desarticuladas; lo sustentable se ha reducido a lo ambiental y lo ambiental es marginal. Hay un incumplimiento de los acuerdos multilaterales, y es evidente una distancia entre las políticas globales y sus metas, y las políticas nacionales y sus acciones concretas. Claramente, las instituciones son obsoletas para atender problemas complejos, transversales e interdisciplinarios”.
Esta situación, añadió, ha generado un grave daño a la biodiversidad del planeta, la cual incluye ecosistemas, especies y genes. Así, por ejemplo, en el caso de la deforestación a nivel mundial, alrededor de 13 millones de hectáreas de bosques y selvas se perdieron cada año entre 2000 y 2010, y se ha perdido el 53 por ciento de la cobertura forestal original
Julia Carabias, docente de la Facultad de Ciencias de la UNAM y ex titular de la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (SEMARNAP, hoy Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales, SEMARNAT) y del Instituto Nacional de Ecología, sostuvo que el desarrollo nacional no ha aprovechado las ventajas ofertadas por la biodiversidad, mientras que el reparto agrario y las reformas sobre la tenencia de la tierra no incorporaron criterios de resguardo del capital natural, lo cual fomentó la transformación de los ecosistemas.
También consideró que si bien el conocimiento tradicional sobre el uso de la biodiversidad es vasto entre las comunidades indígenas, la falta de valoración económica de las especies útiles y la ausencia de mercados diversificados limitan el desarrollo económico de ejidos y comunidades rurales e indígenas, a partir de sus propios recursos naturales.
Respecto de las transformaciones para lograr un desarrollo sustentable, Julia Carabias aseguró que prácticas como la agricultura orgánica, el manejo forestal comunitario, el ecoturismo, la agroforestería (sistemas que combinan árboles o arbustos, con cultivos agrícolas y/o ganado en un mismo sitio), o la pesca responsable “han demostrado ser económicamente viables y ambientalmente adecuadas”.
Asimismo, subrayó que deben extenderse las reformas legales que han favorecido la conservación de los ecosistemas naturales y el bienestar social, como aquellas que dieron fin a las concesiones a terceros en el usufructo de los recursos forestales y de la vida silvestre, las cuales restituyeron derechos a los dueños de la tierra y legítimos posesionarios de los recursos naturales: las comunidades rurales.