Presentan libro con testimonios de la Generación 1968 de la FQ
Se narran las vivencias de 52 egresados en el Movimiento Estudiantil
Elvia Torres
química farmacéutica bióloga
Tomado Franco Coops, Audrey Hazel. 52 testimonios en el 50 aniversario (en prensa).
En el Movimiento del 68 sólo tenía la información periodística, porque en mi casa siempre se han leído los periódicos, sin embargo, cuando se vino el periodo de las asambleas y los paros, lo viví intensamente. A mí me impresionó mucho lo que te iban a contar, que si eran de la CIA, que si era un complot…
Yo con mi familia directa no tuve problema y asistí a todas las manifestaciones, aunque no recuerdo por qué no fui a la de Tlatelolco. A la última marcha que fui fue la llamada Silenciosa, que llegamos al Zócalo como a las nueve o diez de la noche, nos sentamos en la plancha y de pronto comenzamos a sentir que el piso vibraba, fue la entrada de los tanques al Zócalo. Los tanques venían con soldados a los lados con la bayoneta calada. En ese momento estaba también un camión con los altavoces con las personas que iban hablar en el mitin. Eso fue lo que me marcó más en el movimiento, el sentir las vibraciones de los tanques. No sabíamos en que momento pudieran haber comenzado a disparar los soldados. Los que estábamos ahí, nos pusimos pálidos, nos levantamos con tranquilidad, y ¡vámonos de aquí! Nos fuimos saliendo del mitin y después a correr. Llegando a la casa le platiqué a mi mamá y me dijo: “sabes, por qué no mejor te vas a Orizaba con tus tías”. Mi hermano, que estaba en la estudiantina de la Facultad dijo que no se iba Orizaba porque iba a tener ensayos. El día que el ejército entró a la UNAM mi hermano estaba en ensayo en la Facultad con la estudiantina. Entraron a la Facultad, los hicieron que todos se tiraran al piso, les robaron sus cosas, sus relojes, carteras. Estaban en la Facultad en ese momento muchos conocidos: Andoni; Hugo Torres, Perkins (que su papá era militar), y a todos se los llevaron. Mi mamá me avisa que se llevaron a mi hermano y me regresé de Orizaba. Mi hermano estuvo desaparecido tres días y estaba encerrado en Lecumberri. El papá de Perkins fue el que averiguó dónde estaban. Mi hermano cuenta que ahí en Lecumberri tenían las fotos de todos los que participaban, especialmente de los líderes. Como vieron que no estaba en esas fotos y que era de la estudiantina lo soltaron, aunque lo ficharon. A la casa hablaban frecuentemente y decían “díganle a su hijo que es estudiante que tenga cuidado porque lo van a matar”. Mi mamá y todos estábamos muy asustados. En dos ocasiones llegaron a la casa unos sobres con unas cruces rojas pintadas al frente. La realidad es que lo tenían perfectamente identificado. Cuando menos lo tuvieron en Lecumberri y no en el Campo Militar. Algunas personas se quedaron en Lecumberri, como el maestro Ludlow, que estuvo muy mal de salud, mientras que a otros los sacaron del país. El movimiento, la verdad, me marcó mucho, te das cuenta en qué país vives. Como que pierdes la inocencia. Tenía un compañero de la prepa, que estudiaba Medicina, que era muy inteligente y salió en (el periódico) Alarma, porque lo mataron de un balazo a quemarropa, Eucario León se llamaba.
Un total de 127 integrantes de la Generación 1968 de la Facultad de Química acudieron a la presentación del libro Quincuagésimo Aniversario de la Generación 1968, donde se narran las vivencias de 52 egresados, tanto en los salones de clases como en el Movimiento Estudiantil del 68.
En la ceremonia realizada para festejar las cinco décadas del ingreso de esta Generación, efectuada el sábado 4 de agosto en el Auditorio B de la FQ, el Director de esta entidad, Jorge Vázquez Ramos, dijo que la Generación 1968 es paradigmática, porque le tocó el despertar de la juventud que, con el tiempo, creó un nuevo México; ése fue el gran aporte del Movimiento Estudiantil del 68.
Más adelante, la editora del libro, Audrey Hazel Franco Coops, narró cómo surgió la idea de crear este texto que recopila las vivencias de los integrantes de esta Generación: “Ha sido un camino recorrido desde esa primera idea hasta el día de hoy que presentamos el resultado, 52 testimonios en el 50 aniversario de esta Generación”.
En este sentido, agradeció a quienes decidieron compartir su experiencia durante su estancia en la Facultad de Química: “Todos los compañeros que compartieron sus vivencias son admirables, con grandes logros, personales y profesionales, comprometidos con su familia, trabajo y país. Les agradezco a los integrantes de esta Generación presentes y ausentes por haber sido una parte importante de mi vida en nuestra amada Facultad de Química”, expresó.
Al respecto, Francisco Nieto Colín, profesor de la FQ y Coordinador de la Maestría en Administración Industrial de la FQ, comentarista oficial del libro, señaló que en esta obra se ilustra la manera como los entrevistados vivieron o vieron el Movimiento Estudiantil del 68. Enfatizó la contribución de las mujeres: “A la mayoría no las dejaban salir de su casa. A las estudiantes de provincia, su familia las regresó a su hogar. Algunas tuvieron participación asistiendo a las asambleas y repartiendo volantes”.
Entre los testimonios, continuó, se narra la asistencia a las manifestaciones. Una de ellas fue la que encabezó el Rector de la UNAM, Javier Barrios Sierra, realizada en protesta por la represión estudiantil y la violación de las instalaciones universitarias, como el bazucazo a la puerta de la Preparatoria 1, en San Ildefonso.
“Participamos en manifestaciones junto con nuestros compañeros del Instituto Politécnico Nacional; formamos brigadas políticas, las cuales realizaban en mercados públicos para informar a la gente sobre los objetivos el Movimiento Estudiantil”, indicó.
Asimismo, Nieto Colín se refirió al manejo de información por parte de la prensa en aquel tiempo: “La escasa información periodística publicada era por el evidente control que ejercía el gobierno federal, pues era el único que importaba y fabricaba papel periódico en México”.
“El Movimiento del 68 nos enseñó la importancia de tener conciencia política. Con éste se logró la apertura democrática, la libertad de expresión y manifestación, el diálogo político con autoridades y organizaciones. Sin duda, el Movimiento fue un parteaguas en el desarrollo democrático, social y político del país”, concluyó el egresado.
En su oportunidad, el Presidente del Patronato de la FQ, Othón Canales Treviño, destacó que esta Generación marcó un parteaguas en la historia del país, y resaltó la gran responsabilidad que adquirieron luego de pasar por las aulas universitarias. Asimismo, los invitó a sumarse a las labores del Patronato, porque es pertenecer nuevamente a un cuerpo colegiado que busca que la Facultad dé el siguiente paso en materia de vinculación.
Participaron también en esta ceremonia, la profesora Elvira Santos Santos y la presidenta de la Generación, María Eugenia Barrera Castañeda; esta última indicó que la Generación 1968 se caracterizó por mantener un nexo de amistad, el cual se generó durante su estancia en la Facultad: “Es muy emotivo volver a este recinto, donde nos formamos como profesionales de la Química”, concluyó.
Arturo Acevedo †
Ingeniero Químico
Tomado Franco Coops, Audrey Hazel. 52 testimonios en el 50 aniversario (en prensa).
El 68 fue un cambio radical, una ruptura ideológica, política y social. Una protesta popular que puso en un predicamento todo el proceso del gobierno. Eso nos hizo cambiar radicalmente. Veníamos de una Facultad que podía ser considerada “apolítica” y terminó entrando al movimiento. Yo, desde antes del movimiento, tenía ya inquietudes políticas que son parte de mi forma de ser. Y aunque no hubiera querido estar en el movimiento tenía que estar ahí.
Para mí, el 68 fue una experiencia única y en realidad me transformó. Si antes del 68 quería ser Premio Nobel de Química, después del 68 quería ser líder social, después de ver tantas cosas y de estar en contacto con las personas. Fui a muchas asambleas y mítines, el 1 de agosto el rector Barros Sierra encabeza una manifestación. Llegamos hasta Liverpool de Insurgentes, el que está en la esquina de Félix Cuevas. Comenzamos a oír gritos de “¡Zócalo, Zócalo!”, pero el rector dijo que mejor nos regresáramos. Y es que un poco más adelante, a la altura del Parque Hundido, la Avenida de los Insurgentes estaba bloqueada con los tanques de los militares. El rector no quiso entrar en una confrontación directa y nos regresamos a Ciudad Universitaria. Comenzó a llover y la gente del multifamiliar Miguel Alemán nos echaba periódicos, para que no nos mojáramos. Muchos maestros de la Facultad participaron en esta marcha, estaba Jorge Sierra, El Peñóñeme, y el director de la Facultad, Manuel Madrazo Garamendi. Este fue uno de los primeros impactos fuertes que tuve.
Yazmín Ramírez Venancio